
Por lo tanto, si aplicamos este método sobre la propia duda metódica, resulta que no es verdadera. Es decir, como podemos llegar a dudar que realmente la duda metódica exista (pensando que son otros los métodos verdaderos), y si nos ceñimos a la definición de duda metódica, concluimos que esta no es verdadera.
Sin embargo, al emplear la duda metódica para concluir que esta no es verdadera estamos afirmando por otro lado que la duda metódica es verdadera. Así pues, ante esta paradoja, podemos concluir que la duda metódica es verdadera ya que, aunque hayamos llegado a su inverosimilitud, el método que hemos utilizado ha sido ella misma y, por tanto, como funcionaba es verdadera.
Luis P.
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